segunda-feira, 1 de julho de 2019

invertida

todas las hojas son del viento menos la luz del sol. atravesados por el tiempo, eventualmente abrimos fisuras en sus camadas, aun cuando no nos damos cuenta. cruzamos o incluso habitamos otras dimensiones como si la realidad fuese a la vez ya un terreno y una construcción. hacemos con que las cosas parezcan eventos o al revés. frutos, pájaros, pueblos, metales, ciudades, pasiones y guerras exageran de sentido cuando tratamos de capturarlos. una pared o una montaña son alvos de máquinas que las invierten y nos cavan piel adentro. más o menos envueltos por todo lo que pasa, algo nos sugiere entonces que no dejemos de sentir pulsar la vida mientras rompemos huesos en la boca. el abrazo de una risa o de un llanto compartido hacia afuera de las esquinas en viajes intermitientes. tengo tiempo para saber si lo que sueño concluye en algo.

sexta-feira, 24 de maio de 2019

desaguando

Um início sem começo surge como aparição. Estou nadando em águas profundas que parecem um oceano e pareço obstinado, mesmo com uma sensação angustiante. Encontro de repente com um cara que conheci na minha viagem a Brumadinho logo depois do desabamento da barragem de minério da empresa Vale. Lá, passamos juntos por momentos intensos num cenário pós-apocalíptico conhecendo a região devastada pela lama,  onde inclusive atolei o pé. Tivemos presentes gritando e também em silêncio na manifestação em frente à assembleia legislativa de Belo Horizonte. No mar, ele parece estar com dificuldades pelo cansaço e talvez algum ferimento, algo que o impede de continuar. Não lembro se pedia socorro. Alguém (ou apenas uma voz feminina) de algum lugar que não posso identificar me diz para ajudá-lo. Prefiro seguir antes que minhas mãos e minhas pernas se desfaçam do meu corpo. Nada de águas-vivas. Não me sinto bem tomando essa atitude, mas é como se eu realmente não pudesse fazer algo por ele e por isso nem me esforço. Sinto um nó, mas sigo remando com os braços. Estou em dúvida se busco chegar em algum lugar ou se fujo, ou os dois. Apesar de nadar, não mergulho a cabeça e não sinto meu corpo molhado. Além disso, não me canso e faz sol sem calor. Quase só vejo a ação, de perto e distante, assim como se faz a experiência de ver. Em algum momento, penso estar indo à Argentina e por isso tenho que tomar cuidado com as cataratas da tríplice fronteira. Desaguando. Fiquei confuso e não podia esquecer que deixei alguém pra trás. 

rejeito de óleo sobre o rio Tapajós

domingo, 8 de outubro de 2017

n'opará

nesse dia, descobri por acaso uma maneira de chamar a libélula. formando uma concha com a mão, batucava seguidamente de forma suave na água. ela se aproximava até pousar em mim e ali permanecia por um bom tempo, como quem me recebia só pra ficarmos juntos em silêncio. comecei a acreditar na comunicação depois de tentar a mesma artimanha três vezes, dando certa pausa entre as ações, inclusive quando ela parecia haver se dispersado pela paisagem. mas o fato é que a gente se curtiu. na quarta vez, desafiei o acaso e busquei a câmera na areia (essa última que só surge ali em época de seca em Marabá). evoquei o bongô d'água com a cavidade da mão esquerda, adornada com laços afetivos. ela me ouviu ela se quis e nós posamos. era dia de pescar e de pescador.
praia do Tucunaré

que te leva pro meio de si

    rio Tocantins

quinta-feira, 6 de abril de 2017

leyenda maimará

Querido y contradictorio, Alejandro nos pescó despistados por los cerros de antaño en Jujuy. Al lado de su telescopio, nos habló casi todo y sobre todo tal cómo suena la soledad. Allá, cruzamos fronteras entre colores verde amarillo y rojo, cuyo viento ha rayado caminos o desvíos. Entre rocas y ríos secos, escuché el silbido de un tiempo cuando el horizonte quemado por los collas espantó a los barbaros occidentales, y así se defendieron de una posible invasión. Era un ruido suave que decendía de la cruz puesta en una cueva de concreto, y que rebotaba la sonata popular que a la vez venía de la plaza del pueblo. Alejandro dijo que nos alcanzaría más arriba pero jamás lo hizo; para él no existía cielo que fuese más importante que su propio topo en la entrada del monte. El catador de astros es ahora parte de la leyenda Maimará, que parece querer decir "estrella que cae". love try and die, y gracias ademas !





No se le teme a un Lobo por sus enormes fauces o garras, se le teme mucho más por su Feroz Libertad, libertad que usará incluso para devorarte, si así lo desea.
Ale

quinta-feira, 6 de outubro de 2016

día del amigo

DIARIO DE VIAJE - 20/julio/2014

Esta señora vive con dos perros en una casita en los fondos de este simple comedor 'el conquistador', totalmente aislado en el medio de la Ruta 14, como a 15km de la ciudad de Yapeyú. La encontré pues tuve que caminar por la carretera hasta una estación de servicio para que pudiera esperar un transporte que me llevara. Cuando pasé por ella, hablaba en el teléfono con una alegría envidiable. Gritó que me acercara para charlar. Charlamos un rato y me invitó a almorzar con ella. En la radio, prendida en alto volumen allá en la cocina, sonaban las melodías nostálgicas de canciones antiguas. Me contó que es viuda y que sus dos hijos trabajan uno en la capital y la otra en el extremo norte del país. No tiene ganas de salir de allí ya que todo el mundo le llega a ella sin que salga de su propia casa. Me puse a comprender cuál sería el tamaño de su mundo. Pero eso no importa, estábamos compartiéndolo y seguramente no nos volveremos a ver.

quarta-feira, 16 de setembro de 2015

El río; una invitación a la vida

DIARIO DE VIAJE 17 de julio, 2014

Había salido sólo de Buenos Aires en dirección a las cataratas de Iguazú. Tenía siete días para seguir por una ruta indeterminada, apenas la frontera como límite para ir y volver prontamente. Por primera vez en casi dos años, salía de la urbe porteña para acercarme más a la profundidad de los aires hermanos. La región de la triple frontera rebota un lastro amargo en nuestra memoria invisible. Pero aun así, los Chajás no dejaron de cantar. A cada paso adelante, el choque con el mestizaje de nuestras identidades era inminente.

Eran las 8h54 de la mañana, y ya cumplían tres horas que caminaba sin rumbo por las calles de la pequeña y hermosa ciudad de Colón en la provincia de Entre Ríos. Aprendí con el padre de un gran amigo colombiano a registrar las horas quebradas (¿inexactas?), así fortalecemos la relevancia de los encuentros. Encuentros multidimensionales entre cuerpos escalenos y transterritoriales. Cuando acontecen, puede que captemos algo en transformación; quizá un poco antes, o durante, sino después... o nunca. Pero lo que se desparrama de allí, eso sí ya se nos escapa totalmente.



El primer caso fue el espontáneo abordaje de Julio, un electricista experimentado de la región, que del otro lado de la vereda me tiró un silbido "Ey, vos! Tu hermana te está buscando!". Miré como quien reconoce un pajarito chiflado como yo, y le contesté en el mismo tono "¿En dónde?". "En la televisión!", reiteró.

(pausa)

"Mi señora que está allí -apuntando a la familia adentro del auto viejo- me dijo que te vio en el noticiero de esta mañana... hace una semana que tu hermana te busca desde Gualeguaychú". Percibiendo que no estaba de joda, le contesté "Seguramente no soy yo, soy de Brasil... pero me gustaría ver quien es este tipo que se parece a mí". Desconfiado, Julio transmitía mucha ternura en la mirada, de hecho mostraba preocupación. Insistió, "¿No estarías con problemas en la casa?". Le sonreí con la sinceridad de quién percibe que el absurdo es totalmente coherente y posible. Quizá yo sea un fugitivo, todavía lo reflexiono... y seguía "¿Qué haces por acá, entonces? ¿Por qué no vas a Villa San José? Mucho más lindo". 

Eso! Movimiento; estallo de realidad. De una seguiría el viaje a través de la casualidad. En este momento, venía el colectivo, y me dijo "Éste te deja allá". Le agradecí y me fui.



Villa San Jose persiste en su dinámica melancólica, un tiempo marcado por la brisa. Un pueblo de cierta importancia histórica con relación a distintas inmigraciones europeas en el periodo colonial. Esclavos del desplazamiento, que han reconfigurado cierta cultura local, y han resistido a la propia. El cine de calle funciona en un antiguo casaron de teatro, y un letrero de cabaret anunciaba el Batman infantil. Vientos y silencios son emitidos hasta por los trabajadores del centro. La plaza posee un piso crocante cubierto de piedritas de color. El museo cuenta meticulosamente el numero de cuerpos extranjeros que se trasladaron por la región, y sus nacionalidades. Realmente, pocos portugueses en comparación a los otros. 





La mochila aún me pesaba en las espaldas, y llovía fino. Las frutas y galletitas, ya me las había mandado. Las caminatas y las dislocaciones por los recuerdos colectivos devoraron el tiempo. Mi pancita de oso se despertó justo en la sagrada siesta de San Jose. Empanadas. La señora se intimidó con mi presencia extraña. Le interrumpí su paz, abrumado por el sonido ambiente de la televisión. Tuvo miedo cuando le pregunté cómo estaba, y si era el único local abierto. Aparentaba inquietud, desviándose con gestos manuales, mirando hacia afuera. No parezco turista, creo. Otra señal de que un caminante no pasa normalmente por esta ruta. 



Eran las 16h13. Antes de buscar un lugar para descansar, preferí aprovechar el momento suspendido del pueblo durmiente para capturar pedacitos del tiempo, a través del cuerpo y de la cámara. Producir pantallas destacadas de la cabeza. La repetición, los ruidos, los animales, la lentitud, los sueños, la fábrica, lo sospechoso... y un grito. "¿Qué haces acá?!". Miré hacia atrás.

(pausa)


En estos momentos, sigo la vida pulsar en las venas. Percibo el arte del encuentro, y me grita la posibilidad del desvío a cada momento. Elecciones que nos surgen como posibilidades de conexión rítmica con el mundo, sobre todo si estamos atentos a los accidentes. Remolinos, por cierto.

Era Julio, el mismo electricista que me había interpelado en la vereda sin número de Colón. Ahora, estaba en la puerta de su propia casa, metida en los pequeñitos descaminos de barro de una parte más alejada. Aparentaba una calma familiar. La musicalidad de su habla era tranquila; pausada y tenaz. Empezó a contarme su participación en la ingeniería eléctrica de un importante evento que cruzó el pueblo, ...



El motor inconfundible de un auto vigilante se acercaba lentamente de a poco, y una voz imperativa sobresalio "Buenas tardes, documentación, por favor". Les miré y registré el deseo por cumplir órdenes. "Recibimos ocho llamados, por haber alguien sacando fotos de las casas". Julio de pronto se puso a defenderme. Les presenté la DNI, "¿No se puede fotografiar en la calle?", les pregunté. "¿Estudias arquitectura?", me respondieron. Sonreí. Los vecinos no satisfechos con la chismería, se acercaron. Horacio, uno de los que había accionado a la policía, nos confesó que su señora dejara de salir para cortar el pelo, pues tuvo mucho miedo. Pero se dio cuenta del exagero, y me invitó a conocer un lugar especial de la región.




Eso! Nos fuimos en su auto a una casa de colección y venta de miles de piedritas semipreciosas en la orilla del río Uruguay. Un local aislado, digno de vacas voladoras. Adoro el misticismo de la pureza indescifrable del agua dulce, y su potencial laberíntico estratificado en ramas interminables.

Los brillos de aquellas semipreciosas sellaban mi impulso aplanado en la cartografía de los encuentros. Ante las formas internas de las piedras, que nos saltan como ensambles visuales, percibí otra vida propia. Aparte, una grieta sobre la imagen de un bosque imaginado, como un pequeño trozo de hielo, irrumpía en los restos de esta dinámica. Su forma de vida estática podría sentirse en el impacto, y moverse por la virtualidad del pensamiento. La vibración parece constituirse como un valor inherente a la vida, que se produce en cualquier estado de naturaleza. Estar vivo presupone experimentar las apariencias que nos invaden.




Si hasta el dibujo mismo quizá ya nos preexista, me da la impresión de que apenas pertenecemos a una especie más de mancha, que creemos correr sobre otras. Si aquí participamos de algo es porque nos relacionamos. Toda relación, pues, refleja un estado de presencia intermitente. Fuerzas cósmicas, transversales, y a veces perpendiculares. El río delineaba la ruta a seguir; una invitación a la vida. 



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memorias de viaje a las 3h31 del 16 de septiembre, 2015
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sexta-feira, 6 de março de 2015

a matemática do voo

uma equação simplifica 
x, y e z
sem exatamente resolver
a dimensão do espaço e o tamanho das coisas 
em quantidades exatas

a probabilidade do acerto depende
do erro ao quadrado
quando a raiz do triângulo tem
asas para decolar

pé-de-avencas num concorde
sem janelas
abstratas para voar
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foto de laelaetitia

sábado, 21 de fevereiro de 2015

a presença deles

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detenho alguns afetos por acento ou gingado

repito nos ouvidos o som da experiência

incorporo movimentos dos arautos que me habitam
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Ana Mendieta, artista cubana.

sábado, 11 de outubro de 2014

flashfoward

não existe poes
iacon cre
eta qu
enã o
derr
eta

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domingo, 10 de agosto de 2014

la hora de la estrella



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somos comunes y otros a la vez
otros tal vez
extraordinariamente comunes

sexta-feira, 27 de junho de 2014

confesso

que meu corpo anda atravessado de esquinas, que essas esquinas estão cheias de vontades, que essas vontades não param de ir, que vão de encontro, que negam o retorno, que revoltam meu corpo, que corta o passado, que acorda sonhado, que dissolve assustado, que esquece o mar, que não tem fim antes de perder o ar, que revela o fracasso, que penetra o excesso, que domina o inverso, que não sabe fluir, que flutua pra não cair no meio da lua

sexta-feira, 13 de dezembro de 2013

     
um rio brilha porque beija a pedra e dorme no mar



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